109 años no son pocos para una ciudad que tiene una Municipalidad muy distinta a la de los primeros pobladores que verdaderamente lucharon para ponerla en el lugar que creían debería estar: en el centro de la provincia, algunos, hasta creían que debería ser la capital y lucharon por ello con tesón y muchísima voluntad.
Sin embargo, tenemos una ciudad con una municipalidad que ha olvidado – y me animo a decir que ni ha escuchado a los viejos y viejas de Zapala y ni ha leído el único libro que se ha escrito con veneración y respeto por la vida de la ciudad – y desordenado la vida de sus vecinos y vecinas, que les ha endeudado, que les ignora, tanto les ignora, que miles tienen como única certeza que no les llevará ni la red de agua, ni la de cloacas, ni la leña, ni los bonos de gas en la cantidad que necesitan – porque ya sabemos cómo los maneja la provincia, y esta municipalidad en consecuencia – y mucho menos viviendas y que obstinadamente parece insistir en convertir a sus vecinas/os del “Zapala haciendo con vos” del 2022 en ciudadanas/os de segunda y de tercera categoría, en la que solo unas/os pocas/as se benefician de su crecimiento aparente, en donde 90 de sus empleadas/os presenta algún desorden psicológico – el 10% dice la voz oficial de la municipalidad, significando que ha aumentado su planta de personal hasta los 900 trabajadoras/es sin contar monotributistas y subsidiados – y que además, tienen un retraso en sus remuneraciones mensuales oprobioso y obsceno: la provincia deposita en tiempo y forma los sueldos pero esta municipalidad los paga siete días más tarde…; mientras la clase media observa cómo su realidad no cambia para nada, ni para bien ni para mal, flota, y deja ¡vaya a saber para cuándo!, la de otros vecinos condenados a la orfandad con la sola promesa de “500 lotes con servicios”, algunos con apenas luz y un tanque de agua como hito y no como solución, cumpliendo con algunas de sus promesas de campaña. Y sólo con algunos, vale la pena aclarar, sólo con algunos.
Un municipio al que ni siquiera le cabe la reflexión, sólo hostigamiento a trabajadores, comerciantes y vecinos/as a los/as que no les gusta cómo se les trata, y lo dicen y lo escriben, y sin embargo, obstinadamente se suman a los festejos por el Aniversario de la ciudad, de SU ciudad.
Y un gobernador que inaugura una escuela y un jardín 38 años más tarde, que amplía un hospital casi 40 años más tarde, que promete que en sesenta/noventa días estará “funcionando” la Zona Franca sin siquiera ponerse colorado y reconocer que puede hacerlo por voluntad de Raúl Podestá, de Alicia Comelli y de Soledad Martínez finalmente, quienes obstinada y literalmente reconstruyeron ese expediente que hoy le permite prometer…, como siempre que vino a Zapala, para reconocer – espero que esta vez ya no – que tenemos un intendente que “no habla pero que hace”, pero que tampoco defiende los intereses de la que también debería ser considerarla como su ciudad: un intendente que sigue esperando con la boca abierta que le caiga el maná del Gobierno provincial, del nacional y los fondos de la Legislatura que maneja discrecionalmente su hermano candidato.
A no bajar los brazos Zapala. Feliz Aniversario.
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Diario Digital -Zapala-