martes, octubre 01, 2024

Adolescentes de Piedra del Águila crearon su propio recetario de viandas

Estudiantes del CPEM N° 32 y el equipo EPA! del Hospital de Piedra del Águila elaboraron un recetario colaborativo.
Adolescentes del CPEM N° 32 y el equipo de salud que conforma EPA! en Piedra del Águila crearon un Recetario colaborativo para llevar, viandas completas y saludables. La idea surgió como parte de las inquietudes y problemáticas referidas a la alimentación: saltean comidas, ayunos prolongados o que consumen frecuentemente alimentos comprados, por ejemplo, en quioscos (barritas, snacks, jugos, alfajores, entre otros).
EPA! es un equipo transdisciplinario que trabaja en el cuidado y la promoción de la salud integral de adolescentes. Está conformado por diferentes profesionales del Hospital de Piedra del Águila que asisten una vez por semana a la escuela secundaria para efectivizar el derecho al acceso a la salud en la adolescencia. El equipo trabaja para abordar las necesidades en relación con la salud integral, en un marco de corresponsabilidad con la institución educativa, intersectorialidad y construcción colectiva. Es parte de un trabajo en equipo y complementario entre Salud y Educación que ya lleva varios años.
“Quiero felicitar al equipo de salud y especialmente a María Lus que estuvo en la coordinación de esta gran y práctica idea que es el recetario, y por supuesto felicitar a las y los adolescentes del CPEM N° 32 que fueron los creadores. Es un gran trabajo el que vienen haciendo, es muy importante seguir trabajando junto a las adolescencias para garantizar su salud integral, en espacios donde encuentren oportunidades de salud a sus demandas diferenciales, que afiancen y fortalezcan sus derechos”, indicó la ministra de Salud, Andrea Peve.
Respecto de la experiencia, la nutricionista del Hospital de Piedra del Águila y coordinadora del proyecto, María Lus Rodríguez, reveló cómo fue el proceso que dio vida al recetario, el cual forma parte de su trayectoria en el Sistema de Salud Público neuquino en el que se desempeña desde hace siete años y su mirada de la nutrición comunitaria y la salud pública.
“Los adolescentes que se acercaban al espacio de salud que tenemos armado en la escuela nos manifestaron en varias ocasiones que por ahí se levantaban justo e iban a la escuela, o no sabían qué prepararse para comer y llevarse a la escuela o que iban sin comer y cruzaban al kiosco y compraban algo ahí en el momento para comer o tal vez estaban toda la jornada escolar y recién cuando llegaban a la casa o tenían un tiempo comían”, explicó Rodríguez sobre algunos de los comentarios que resultaron disparadores del proyecto.
“La nutrición y la salud del adolescente es un eje fundamental a trabajar para los equipos de salud. Es una población que no asiste por lo general al hospital, salvo por situaciones puntuales, entonces el equipo de salud tiene un desafío respecto de tener que salir a buscar a esta población, a convocarla, a generar un vínculo para poder después trabajar con este grupo. Y, por otro lado, las cifras son cada vez más alarmantes en cuanto a los datos de obesidad y sobrepeso”, afirmó la nutricionista.


Por ese motivo, la situación que se planteó dentro de la Consejería de Salud Integral resultó en una gran oportunidad para trabajar sobre la alimentación. “Es de gran interés para ellos, empiezan como a generar autonomía también en la preparación de los alimentos, en poder comprar algunas cosas, entonces es como un momento oportuno para generar información o poder brindarles información y que puedan tomar decisiones que ayuden a cuidar su salud”, sostuvo Rodríguez.
Se realizaron talleres teórico-prácticos para cada uno de los cursos, de primero a quinto año, en ambos turnos. “La modalidad del taller era que puedan crear su propia vianda, entonces para generar ese contexto tuvimos que trabajar en grupos reducidos y nos llevó cerca de dos meses hacer todo el proceso de poder trabajarlo con todos los chicos de la escuela, entre 300 y 400 adolescentes”, detalló la nutricionista.
Así, la materialización de toda esta etapa dio lugar al recetario, para poner en valor la experiencia y ampliarla. “Una herramienta simple, fácil, accesible, visual, en el que la información sea de fácil acceso y también como que pueda compilar la experiencia que nosotros llevamos adelante en la práctica”, agregó Rodríguez.
“Todas la viandas que forman parte del recetario fueron creadas por estudiantes que participaron del taller, entonces también un poco reflejar eso, que lo puedan ver y que eso pueda servir también para multiplicar en otros adolescentes que comer completo, saludable, no tiene por qué ser difícil o caro o imposible, sino que con ideas fáciles, lo tengan ahí a la mano y puedan, tal vez reproducir eso o animarse a generar nuevas preparaciones”, apuntó.

 

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