La consulta es el camino al diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad.
El primer martes del mes de mayo se celebra el Día Mundial del Asma, una oportunidad para sensibilizar sobre esta enfermedad crónica que puede afectar a personas de todas las edades y que, aunque no tiene cura, se puede controlar para tener una buena calidad de vida.
La manifestación de la misma es variable en cada persona y la aparición y persistencia de síntomas como la sensación de pecho cerrado u oprimido, dificultad respiratoria, tos o silbidos en el pecho pueden ser indicadores.
El Día Mundial del Asma surgió en 1998, tras la primera Reunión Mundial del Asma en Barcelona (España). Fue una propuesta de la Iniciativa Global para el Asma (GINA), con el auspicio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), con el objetivo de informar y concientizar a la población sobre esta enfermedad.
Se trata de una enfermedad de manifestación variable en cada persona, en la que los bronquios se inflaman, aumentan el grosor de sus paredes, se estrechan y aumentan la producción de moco.
Así como sus síntomas pueden variar de una persona a otra, los factores desencadenantes también son diversos y pueden diferir incluso en la misma persona, en distintos momentos.
Entre ellos, se pueden mencionar: infecciones respiratorias virales; exposición al humo del tabaco o a irritantes ambientales (humo de cocina, productos de limpieza, pinturas, etc.); cambios bruscos de temperatura; ejercicio; estrés emocional; sustancias que desencadenan procesos alérgicos denominados alérgenos (polvo, polen, pelos de animales, ciertos alimentos, colorantes, aditivos, etc.); medicamentos; factores hormonales (menstruación, embarazo); y reflujo gastroesofágico.
Cabe señalar que, si bien es la enfermedad crónica más frecuente en niñas y niños, la evolución de la misma es favorable y está relacionada con el crecimiento pulmonar.
Es fundamental que las personas que presenten síntomas consulten al equipo de salud para evaluar la necesidad de estudios diagnósticos e identificar factores desencadenantes para intentar evitarlos. Es importante destacar que las personas que realizan controles y adhieren al tratamiento pueden llevar una vida normal, incluso hacer actividad física.
Entre los estudios diagnósticos que se realizan está la espirometría, una prueba no invasiva que mide la capacidad pulmonar mediante el volumen de aire que se espira. El asma mal controlada da lugar al desarrollo de crisis asmáticas que, en ocasiones, requieren internación e incluso pueden comprometer la vida de la persona.
El tratamiento, según cada caso, puede incluir medicamentos de uso diario y medidas preventivas como:
No fumar y promover ambientes libres de humo.
Conocer los factores desencadenantes.
Identificar los síntomas y cómo controlarlos.
El uso correcto de los inhaladores para el tratamiento.
Recibir las vacunas contra la gripe y la neumonía.
Reconocer cuándo consultar por guardia para evitar complicaciones.
Realizar controles periódicos para evaluar el nivel de control del asma y la necesidad de realizar nuevos estudios de rutina.
Dia Mundial Asma Ministerio de Salud