Durante los primeros meses de este año, la factura por el servicio se actualizó en un 25 y 15 por ciento, luego de tres años de congelamiento.
El Ente Provincial de Energía del Neuquén (EPEN), como empresa pública autárquica que depende del Estado provincial a través de la secretaría General y Servicios Públicos, tiene como finalidad prestar el servicio público de energía eléctrica. Lo hace como distribuidora a más de 70 localidades y parajes del territorio neuquino, y como transportista, abastece la demanda de transporte de energía al cien por ciento de los usuarios. También genera energía de manera aislada, tanto con centrales térmicas como a través de paneles solares dispersos.
El presidente del Directorio del EPEN, Francisco Zambón, expresó que de acuerdo con las consultas que surgieron en localidades como Rincón de los Sauces sobre los montos de algunas facturas, “se conjugan dos hechos. Por un lado, ha habido un incremento escalonado de la tarifa, en dos instancias de 25 y 15 por ciento hacia fin de año, aprobado por la secretaría General y Servicios Públicos. Por otro lado, se conjuga con que puede haber en muchos casos y esto hemos detectado en consultas puntuales, mayor consumo respecto de meses anteriores”.
En cuanto al incremento tarifario, hay que tener en cuenta que tanto el EPEN como el resto de las distribuidoras del país no habían hecho aumentos desde marzo de 2019. Es decir, desde hace tres años la tarifa se encontraba congelada.
Si bien durante 2020 se había previsto un aumento, el mismo quedó suspendido a raíz de la sanción de la Ley Nacional de Emergencia Socioeconómica a la cual la provincia adhirió y posteriormente por la declaración de la pandemia por Covid-19. De esta manera, durante 2020 y 2021 se mantuvo el mismo nivel tarifario. Ello trajo aparejado consecuencias como el atraso al pago de proveedores, y “nos llevó a incrementar una deuda con Cammesa en varios millones, con la cual estamos ahora en tratativas para regularizar”, indicó.
Zambón expresó que “desde el mes de octubre último y habiendo mejorado la recaudación al reactivarse la situación -luego del aislamiento social obligatorio- y las actividades económicas, hemos logrado equilibrar las cuentas. Pero debemos entender que el EPEN para funcionar necesita de su tarifa como único ingreso para la operación y mantenimiento del servicio, obras por expansión, crecimiento e inversiones. De otra forma, no se pueden hacer las tareas y se puede degradar la calidad del servicio”.
Por otro lado, indicó que “estamos realizando inversiones en la mayoría de los municipios, lo cual requiere obtener recursos para poder llevarlas adelante”.
La factura final que llega al usuario se compone de tres ítems. Uno es el costo de abastecimiento, que es la compra de energía a Cammesa más el costo de generación. A esto se suma el costo propio de la distribuidora que es el mantenimiento, desarrollo de las redes, toda la estructura que la empresa pone a disposición para operar y mantener ese sistema que normalmente se llama Valor Agregado por Distribución (VAD). Por último, están los impuestos nacionales, municipales y costos extras del servicio, como puede ser el mantenimiento del alumbrado público.
Zambón indicó que “en la composición del total de la factura de un usuario final, aproximadamente un 35 a 40 % corresponde al costo de abastecimiento por compra de energía; entre un 25 y 30% -que puede variar dependiendo de cada municipio- corresponde a impuestos; y el resto, un 30 a 35% es lo que corresponde a los costos propios del EPEN para poder llevar adelante el servicio, que es sobre lo que se ha trabajado”.
En caso de dudas o considerar que puede haber algún error en la factura, el mensaje al usuario es que se acerque al servicio local con sus facturas, donde será atendido y se buscarán las alternativas que cada caso requiera.