“Está bravísimo, andan por todos lados”, dice Arturo Matarazzo, productor cuyo campo está en cercanías a Junín de los Andes. Luego agrega: “Estamos muy preocupados por los crecientes casos de robo de ganado y carneos furtivos que están ocurriendo en nuestra región”.
En estos días la faena clandestina va llegando a zonas que antes no lo hacía, por ejemplo, camino al puente de La Rinconada. El productor Diego García Rambeaud cuenta que “el fin de semana pasado nos carnearon una vaca preñada, dejando solamente las patas y la cabeza; y anoche hicieron lo mismo con una vaca parida, quedó al ternerito ahí suelto. Hacía años que no pasaba nada en nuestro predio y ahora empezó con todo. En la zona viene creciendo la faena clandestina y, por ende, la venta de carne tremendamente”.
Matarazzo añade: “En los últimos seis meses, hemos registrado un alarmante aumento en la cantidad de animales sustraídos y carneados ilegalmente en nuestras propiedades y en las de otros productores de la zona. Estos hechos, además de representar una significativa pérdida económica, generan un clima de inseguridad y temor entre los productores y sus familias”.
Santiago Bustillo, productor de un campo ubicado a unos 50 kilómetros de la ciudad de Zapala cuenta que no solo le roban ganado todos los años, sino que también se han llevado tranqueras, rompen los alambres, se mueven impunemente. El colmo fue cuando hace un año atrás ingresaron al casco de la estancia con un camión y a 600 metros de su casa, estando él con su señora, y habiendo dos guardias presentes, les robaron 14 toritos de 300 kilos promedio desde adentro de los corrales. Bustillo explica: “Hay testigos que vieron el camión entrar y salir. Estamos a 20 km de la ruta 40. No pasó nada, nadie sabe nada. También hubo intentos de robo cordillera adentro, pero los recuperamos, ahí hay más desamparo aún. Todos los años nos roban y carnean sobre la ruta 13, en un lugar que, por sus características, con la instalación de tres cámaras de seguridad podría comenzar a solucionarse”.
Cecilia De Larminat, productora y presidente de la Sociedad Rural de Neuquén asegura que “en la zona centro (departamentos Zapala, Picunches, Loncopué) nunca dejó de haber robo y faena clandestina de animales. El escaso control y la libertad casi absoluta de vender la famosa “carne al corte” por redes o por encargos, hacen más difícil encontrar a los delincuentes, ya que la venta informal es moneda corriente”.
De Larminat agrega: “Hay pocos controles en los ingresos a los pueblos o en los cruces, no se hace inteligencia, y la familiaridad y conocimiento entre efectivos y la comunidad dificultan el avance en las investigaciones. Los propietarios hacen las denuncias, pero, como muy rara vez hay resultados, esto desalienta a seguir haciéndolo. Además, la poca o nula acción punitiva de la Justicia (el abigeato es un delito excarcelable) hacen que estas acciones delictivas se multipliquen”.
Guillermo Facht, productor del sur neuquino afirmó que “este año tuvimos más de 21 animales carneados dentro del campo, de los que encontramos, porque algunos dejan los restos bien escondidos. Viene más fuerte que otros años. Hacemos las denuncias, pero se archivan. Nos cortan los alambres. El abigeato es la principal causa de mortandad de animales en la zona. Y el perjuicio económico para los que estamos siendo tan castigados es enorme”.
“Nos han llegado a matar este año dos vaquillonas y una vaca, todo el mismo día, dejando otra con herida de bala, sobre el camino que va a Huechulafquen y para el lago Lolog, yendo desde Junín de los Andes. Seguramente estas carnes fueron destinadas para la venta clandestina con todos los peligros que implica para la salud de la población”, asevera Facht.
Por su parte, Bertil Hoepke, aseguró que “en estos días nos mataron a un ternero y a un ciervo. Muchas veces los agarran a los delincuentes y no pasa nada. En ocasiones varias son los mismos, pero los sueltan rápidamente. Por otra parte, fallan los controles de Bromatología, porque esta carne se vende desde los vehículos en las ciudades sin ningún tipo de seguridad en cuanto a la salud de la población”
Hoepke agrega: “Faltan recursos para la policía rural pero también que la justicia sea más firme, tanto fiscales como jueces. En nuestro campo agarraron a un delincuente con las manos en la masa, en plena tarea de carneo, y así y todo lo dejaron libre, no pasó nada. Muchas veces este tipo de delitos es la puerta de entrada para que cometan luego otros más graves aún”.
La productora del norte neuquino, Mercedes de Larminat compartió que en esa zona de la provincia también hay casos y denuncias. “En Loncopué, a Sapag le carnearon dos vacas paridas el mes pasado. Hubo casos en las veranadas y mucho furtivismo de chancho jabalíes. También robo de animales en pie”. Por su parte, Daniel Cimolai, productor de Chos Malal, dice que “en el norte neuquino no tenemos la cantidad de casos de abigeato que en el centro o en el sur de la provincia, el norte está más controlado, nos cuidamos entre los vecinos y la policía aparentemente hace un buen trabajo también. Tenemos problemas, pero no como los que hay allá”.
Los productores de Neuquén se encuentran en la encrucijada de querer producir más, mejorar sus planteles, generar arraigo en el interior de la provincia, pero la inseguridad, la falta de controles y de recursos para hacerlo, el aumento de estos delitos, la inacción de la justicia y, a veces el desamparo, realmente desalientan.
Desde la SRN los productores dicen: “Solicitamos encarecidamente la intervención de las autoridades provinciales para que se tomen medidas urgentes y efectivas que permitan frenar esta ola de criminalidad. Consideramos crucial que se incrementen los patrullajes y controles en las rutas, así como la coordinación con las fuerzas de seguridad locales para proteger a los productores y sus bienes”.
Finalmente, expresan: “Urge que el delito rural sea tratado con la importancia que merece, por el efecto de desamparo e indefensión que causa en la población que está afincada en lugares remotos, por los riesgos que trae la comercialización de esta carne para la salud de la población y por la competencia desleal con los productores y comerciantes que, con gran esfuerzo, respetan las normas en las localidades del interior de la provincia”.