Efectivos de la Policía y del Sistema Provincial del Manejo del Fuego piden precaución al transitar por las rutas del interior neuquino para evitar accidentes y prevenir incendios.
En noviembre, cientos de familias de crianceros retoman una práctica ancestral en la provincia del Neuquén: la trashumancia. Salen con sus piños desde los campos bajos donde pasan el invierno hacia la veranada. En su camino transitan por las huellas de arreo que muchas veces coinciden con rutas consolidadas. Por esa razón, desde el gobierno de la provincia se les brinda acompañamiento para prevenir inconvenientes en su recorrido.
Algunos crianceros ya emprendieron el viaje. Otros, están a punto de hacerlo. Varios han gestionado sus permisos de veranada ante la Dirección Provincial de Tierras que ha dispuesto un operativo especial durante todo el mes para hacer la entrega, en sus delegaciones de Andacollo, Chos Malal y Zapala.
Este verano hay una particularidad que se les informa a los crianceros desde el momento en que gestionan su permiso: rige la emergencia ígnea en el territorio provincial. Por esa razón está prohibido hacer fuego al aire libre para evitar el inicio de incendios.
La Secretaría de Emergencias y Gestión de Riesgos, a través de su área del Sistema Provincial del Manejo del Fuego, ha iniciado el acompañamiento a crianceros durante la temporada de veranada 2024-2025. Este apoyo es esencial para asegurar una trashumancia exitosa y segura, reforzando así la colaboración y el respaldo institucional en esta práctica ancestral.
También la Policía colabora con los crianceros. El domingo 10, personal de la Brigada Rural de Chos Malal realizó la cobertura de seguridad durante la trashumancia sobre ruta Provincial 43. Los efectivos acompañamiento a varios crianceros que trasladaban alrededor de 800 caprinos y 10 equinos, en promedio, cada uno.
Desde el gobierno provincial se recuerda a quienes transiten en las próximas semanas por las rutas neuquinas que lo hagan con la mayor precaución posible y respetando las normas de tránsito para evitar siniestros y disfrutar de una práctica que es característica de Neuquén, uno de los pocos lugares donde aún se realiza.