Cuando el clima arrecia y la geografía se impone, la ruta provincial 53 permanece abierta gracias a la labor incesante de los trabajadores de Vialidad provincial. Eso es así desde siempre. Aquí, algunos testimonios que reflejan la realidad y el compromiso del interior profundo del Neuquén.
Dedicarse al trabajo vial requiere un temple especial. Al menos eso transmiten algunos antiguos trabajadores de Vialidad Provincial que han hecho de su profesión su vida. En el camino, literalmente, se han encontrado con todos los pobladores de los lugares donde les tocó desempeñarse y en ese contacto crearon vínculos que van más allá de la función que cumplieron en las comunidades.
Este es el caso de Nelson Benegar, jubilado de Vialidad Provincial, quien estuvo encargado durante años del mantenimiento de la ruta provincial 53 que llega hasta Coyuco-Cochico -en el extremo norte de la provincia- y del campamento Las Ovejas. “Trabajé 30 años”, indica al hablar sobre el campamento que tenían en Lolonco.
Recuerda que en sus tiempos como trabajador vial no tenían las máquinas ni la tecnología con que cuentan ahora. “Antes había que atarse, ponerse una soga para hacer algo. Todo era muy difícil. La máquina adelantó. ¿Cómo le diría? “No era moderna como ahora”, afirma.
De hecho, hace un mes, el gobernador en persona se presentó en el lugar para celebrar el Día del Camino y entregó allí la primera máquina nueva que adquirió Vialidad en esta gestión para que puedan realizar el mantenimiento de la ruta provincial Nº53. Se trata de una inversión de 470 millones de pesos para una motoniveladora John Deere y una casilla/vivienda móvil para el campamento vial.
Gerónimo Gabino Gatica es cuarta generación de poblador en el puesto Paraje Huaraco. Desde el `86 presta las instalaciones para el asentamiento del campamento vial que tiene a cargo el mantenimiento de la ruta 53. En su opinión, vialidad siempre fue “un servicio”. Argumenta al respecto que más de una vez los trabajadores viales brindaron apoyo a la gente ante emergencias médicas, facilitando el viaje con personas enfermas. “Siempre ellos están prestando servicio, en viaje”.
Malen Pino, quien es docente en la escuela 310 de Coyuco-Cochico, explica que llegar hasta su lugar de trabajo puede resultar bastante complejo, ya que se trata de un camino de cordillera. “Ahora está la entrada del acceso al paraje más señalizada, entonces es más fácil llegar también. Los primeros tiempos que entrábamos, lo hacíamos en un momento gracias a los vehículos de vialidad porque no teníamos cómo llegar. “Entonces veníamos en las camionetas y nos facilitaba un poco pasar los arroyos”, comenta.
Con los trabajadores viales está agradecida. “Porque en alguna oportunidad también nos hemos encontrado con piedras en el camino y ahí estábamos viendo cómo hacíamos y justo llegaron, nos corrieron la piedra y pudimos pasar tranquilamente para acá, así que a ellos siempre agradecerles”.
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